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viernes, 22 de marzo de 2024

Promover un estilo de vida saludable en la oficina es posible

 



La alimentación de los trabajadores, principalmente de oficina, se ha convertido en un tema de preocupación creciente al tratarse de un trabajo totalmente sedentario. Los trastornos relacionados con una alimentación deficiente o desequilibrada son una realidad que afecta a un número significativo de personas, especialmente aquellas que pasan largas horas sentadas frente a un ordenador, y esto es muy frecuente actualmente. 

Y es que el estilo de vida sedentario, caracterizado por largas horas de inactividad física, conlleva un riesgo considerable para la salud, llegando a predisponer a trastornos alimentarios que provocan obesidad, malnutrición y otros problemas relacionados. Este escenario se agrava aún más cuando se combinan con hábitos alimenticios poco saludables, como consumir alimentos ultraprocesados, ricos en grasas saturadas y azúcares refinados, y tener una ingesta insuficiente de frutas, verduras y alimentos ricos en nutrientes esenciales.


 Tal como indica la doctora en medicina, psicoterapeuta y autora del libro  “La alimentación emocional”, Marisa Navarro, “la naturaleza misma del trabajo de oficina limita la actividad física y puede conducir a comportamientos sedentarios prolongados, lo que contribuye al aumento de peso, fatiga, disminución de la concentración y otros problemas de salud. Y es que estos trastornos alimenticios no solo afectan la salud física, sino también la salud mental y emocional de las personas, aumentando la ansiedad, la depresión y la baja autoestima”.

Para abordar eficazmente estos problemas, es fundamental implementar estrategias integrales que promuevan un estilo de vida saludable en el lugar de trabajo. Esto podría incluir la introducción de programas de bienestar que fomenten la actividad física regular, la educación sobre nutrición y la promoción de opciones de alimentos saludables en la oficina. “Además, se deberían ofrecer recursos y apoyo para ayudar a los empleados a adoptar hábitos alimenticios más saludables, como impartir sesiones informativas sobre nutrición”, añade la dra. Marisa Navarro.

Hay que fomentar una cultura laboral que valore el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, lo que incluye tomar descansos regulares para estirarse, caminar o hacer ejercicio, así como permitir pausas adecuadas para comer de manera consciente y saludable. Una buena nutrición en los empleados hace que sean más productivos, creativos y comprometidos con su trabajo.

Con respecto a todo esto, la doctora Marisa Navarro propone una serie de recomendaciones para mantener niveles óptimos de energía, concentración y bienestar general durante la jornada laboral, como son:

Planificación y preparación de las comidas para llevar a la oficina. Esto ayudará a evitar recurrir a opciones poco saludables cuando se sienta hambre.

Incluir alimentos frescos y no procesados en la dieta diaria. Las frutas, verduras, nueces, semillas y proteínas magras son excelentes opciones para mantener una alimentación equilibrada.

No saltarse el desayuno, y comenzar el día con una comida nutritiva que proporcione energía sostenida. Los alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables son ideales para mantenerse saciado durante la mañana.

Snacks saludables en la oficina para combatir los antojos y mantener la energía estable entre comidas. Algunas opciones incluyen frutas frescas, vegetales crudos, yogur griego o un puñado de nueces o almendras, dátiles, ciruelas pasas o higos secos. Por el contrario, evitar  los alimentos ultraprocesados y muy azucarados, ya que pueden causar picos de azúcar en la sangre seguidos de bajones de energía.

Hidratación adecuada durante todo el día. Evitar el exceso de cafeína y bebidas azucaradas, optando en su lugar por agua o bien incorporar rodajas de frutas para darle sabor o infusiones de hierbas.

Almuerzo equilibrado que incluya una combinación de proteínas magras, carbohidratos complejos y vegetales. A ser posible, preparar comidas caseras y evitar depender de opciones rápidas y poco saludables.

Control de las porciones y evitar los excesos. Utilizar platos y recipientes más pequeños para ayudar a controlar las cantidades y evitar comer demás.

Escuchar a tu cuerpo y prestar atención a las señales de hambre y saciedad. Comer cuando se tenga hambre y dejar de comer cuando se esté satisfecho. Aprender a escuchar a tu cuerpo, ayudará a mantener una relación saludable con la comida.

Las empresas pueden realizar muchos pequeños gestos que hagan que sus trabajadores opten por  opciones saludables, como colocar fruteros en diferentes lugares de las zonas de trabajo con manzanas, plátanos, mandarinas o peras, de forma que pueda optarse por un tentempié saludable, además de si se acompaña con jarras de agua con trozos de frutas, harán que ese vaso de agua se convierta en algo especial y sano; también en las máquinas expendedoras abastecerlas con bolsas de frutos secos naturales, tortitas de legumbres o bebidas saludables como zumos de verduras o agua de coco. 


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